La enfermedad, el simbolo de un gran cambio

Ninguna enfermedad nos llega porque sí. Se manifiesta porque, en algún modo, no estamos en armonía con nosotros mismos, con lo que hacemos, con nuestro prójimo.
Pero esto no exige remedios o curas, sino sobre todo un cambio. Por ejemplo, una gripe banal nos obliga a meternos en la cama para tomarnos tiempo para nosotros, a pensar. Un tobillo dislocado nos hace interrumpir nuestra carrera cotidiana; un tumor nos exige reflexionar para rever completamente nuestra vida, el modo en que nos alimentamos, las tensiones a las cuales estamos expuestos, la insatisfacción interior a la cual no escuchamos, pero que dentro de nosotros excava vórtices profundos.

Aún más, cuántas personas azotadas por la tragedia del SIDA declaran haber aprendido a amar la vida desde el momento en que descubrieron de estar contaminados? Todo esto nos debe hacer reflexionar... Si una parte de nosotros se enferma para inducirnos a cambiar, tal vez la solución mejor no sea cortar el síntoma con una píldora, ni eliminarlo con una operación quirúrgica, o con una cura drástica que cura el dolor pero disminuye las defensas del organismo.

Ya Bach en los primeros decenios del siglo pasado había notado que "un paciente se cura de una enfermedad, pero luego se vuelve a enfermar para toda la vida". Como si la enfermedad fuese un fuego dentro de nosotros, similar a un volcán siempre encendido, que cada tanto eructa. El sufrimiento interior no puede ser ignorado por mucho tiempo, y más tiempo se mantiene escondido, más clamorosamente se manifestará.

Es oportuno entonces prestar atención a los síntomas. Un dolor menstrual no nos hablará entonces de una femineidad mal vivida, aplastada, ignorada, y que una vez por mes vuelve a presentarse con prepotencia? Aquel cansancio agotador e inmotivado, no será la expresión de una distancia profunda entre aquello que se es y aquello que se hace? Y la sensación de vacío, de soledad, que oprime a un número cada vez mayor de personas, no querrá tal vez decir que estamos cada vez más "vacíos dentro de nosotros mismos"?

Creemos estar buscando el alma gemela y no nos damos cuenta que nos estamos acercando a nuestra alma, descuidada en el apuro cotidiano y sin escucharla por mil preocupaciones. Mas cuanto más llenamos de objetos, de ocupaciones y de personas ese vacío, dentro de nosotros aquel vacío más lugar ocupa, más se vuelve un vórtice, y se devora nuestra energía y nuestro entusiasmo.

Qué cosa es Curarse: significa volverse conscientes, ampliar las propias perspectivas, dejar de mirar para atrás quedándose atrapados en el pasado, curarse significa vivir el presente, conservando como reserva un sueno para el futuro. Mejorar nuestra imagen ante nosotros mismos es nuestra verdadera tarea.

En el curso de nuestra vida, tenemos la posibilidad de "morir" y "renacer" muchas veces. Y todo aquello que no fue "trabajado" en una vida, pasa a aquella sucesiva, y luego a la otra, hasta que no podamos ya hacer oídos sordos, al no escuchar a esa parte de nosotros que grita cada vez con más insistencia, reclamando ser escuchada, que necesita ser nutrida.